martes, 5 de julio de 2011

Retazos Vacacionales


Para Junio y Julio llega la tensa calma, y van quedando desolados los salones, con polvo amarillento; como si viniera del pasado esas diminutas partículas de oro de nuestros antiguos indígenas, echados a nadar en lagunas verdes de la sabana con la única esperanza de alivianar dragones en el fondo y princesas doloridas por errores productos de trampas y encerronas.

La calle 45 llegando a la carrera 30 está atascada, los carros están andando  a paso lento, son tortugas multicolores con sus cascos tostados por el sol. Las llantas se pegan más al pavimento, el cielo azul, los arboles de la Universidad Nacional se abanican, y por las ventanas del taxi entra un olor a eucalipto, con gusto a menta, pero quizá todo esto es imaginado e irreal. Como producto de una ensordecedora borrachera de cardúmenes de aves por el aire.

La calle por la que camino es profunda, desemboca en un muro duro, los pasos ligeros pero certeros, y en la mente un pensamiento fijo ¿Fue real? El cielo se va llenando de nubes grises, como si los dioses también vacacionaran y fumaran tabacos bajo las copas de frondosos árboles. ¿Acaso por eso es que en las vacaciones queda una pausa, pequeña, ínfima, en que nos preguntamos  por nosotros mismos?



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