viernes, 6 de abril de 2012

La Sucia Noche de Viernes

El cielo roto… Como el espejo sangriento que usé como retrovisor. Un espejo que puse siempre en frente mío y que devolvía como una película oscura y veloz mis pasos, las miradas profundas, certeras, como los dedos de un pianista eterno que se queda tocando esa melodía vertiginosa, en medio de la lluvia en la carrera séptima, bajo un foco desamparado, ausente, que vio las manos enlazadas, los besos presurosos y las palabras que nuca alcance a escribir y que me dejaron para siempre huérfano bajo un blues que volvió mi cuerpo sangre transparente en un cause oculto que siempre me llevo a ti en ese remolino inesperado de los días.

Las calles se secan sin importar la tempestad, los carros se van volviendo elementos vacíos de decoración, y mis brazos se van moviendo de nuevo libres por el aliento de los vagabundos, del vodka  y del embriagador aroma de los transeúntes que poco a poco resucitan como fantasmas inventados… y el espejo se rompe en medio de una luna de plata grande que se encuentra plantada entre los cerros.

La lluvia no se detiene, y va ahuyentando las putas de las esquinas, los perros buscan puentes y marquesinas. Mis recuerdos van desapareciendo, como una mala tarea echa a lápiz que fuiste borrando con una goma hasta dejarnos para siempre el silencio y el beneficio de la duda.

Entre tanta mierda, dime, donde estabas tú?

miércoles, 1 de febrero de 2012

Fotografías Polaroid

Hay un mar en el cual no me sumerjo… Las playas fluorescentes de conchas enterradas en la arena. Cuando camino por la playa volteo a ver atrás y van quedando por pocos segundos las huellas de mi pasado que se las van llevando las olas con lengüetazos, imposibles. (Coma intencional)

La felicidad es una copa con un preparado embriagador bajo una palmera y los anteojos de colores mientras al frente las gaviotas van de un lado para el otro, con la facilidad de la vida primaria. (Punto Aparte)

La ciudad de nuevo, la reducida autopista, la carrera 7ma habitual, los pasos que desando a diario, como recogiendo un pasado que ya no se recuerda. El humo azul en la tarde cuando va sonando a toda marcha una tormenta de imágenes multicolores… You know that I’m no good. (NO HAY TRADUCCIÓN)

Quiero gritarte que la mañana huele a tu pelo revuelto con cianuro… Acecino el viento como tu mirada cristalina y loca. Me tocas el hombro y me dices: Hey! Quiero morderte, quiero tu sangre roja por mi boca, perder el control y encontrarnos a la tarde vivos. Yo te digo que quites los espejos, que a quien veo difiere con lo que quiero. Nos comemos dos huevos duros y tomamos agua fría… Fría tu lengua que se vuelve golondrina.

Queremos estar mal en la autopista, tirar un poco de café negro a los transeúntes, besarnos al bordo del camino a medio vestir mientras mi sonrisa amplia se va volviendo panorama, y nos convertimos en una fotografía antigua polaroid.

miércoles, 11 de enero de 2012

lunes, 9 de enero de 2012

Ay Chavela!!!




Se abre la cantina. Las puertas laterales de madera son abanicadas por mi paso como si fuesen hojas llevadas por el viento.  Ay de mi llorona!!!

En el fondo está, en una mesa de madera sin pulir, bañada por una tenue luz amarillenta, que sucumbe al ritmo del guitarreo de una ranchera honda, que se ahoga por los años en la garganta de los amantes. Nos dejamos hace tiempo, pero se llegó el momento de perder.

Yo tan embriagado como siempre de tus besos, tus ojos  y esa imagen toda tuya, de cianuro que me va volviendo las venas ríos de frías aguas que salen de tus manos reposadas en mis piernas. 

Los tequilas van pasando, la sal de mis lagrimas coladas por el rumor de mango y caña nueva con que me llenaste al son, caliente de aquel danzón, danzón que nunca nos animamos a bailar… Sería el temor de encontrarnos al fin juntos en nuestro propio malecón de soles y sabanas dibujadas en mi cuarto de un quinto piso agotador. 

Ay Chavela Vargas, te encuentro entre las sombras de lo que alguna vez fui, para llorar encima de tus piernas caminantes, en una noche de lunes, en que de mí se va todo y queda para mi desespero y desangre, tu voz de dolor que se vuelve polvo, pasado, desquicio y arrebato eterno, de este pobre corazón.