martes, 24 de septiembre de 2019

Frío




La madrugada me devora
Dientes  fríos afilados por tu recuerdo
Mis pechos desgarrados no verán la aurora
Amor mío, sálvame con tu cuerpo

Mis sienes son glaciares desportillados
Nacimientos de una fuente suicida
Sangres rojas de nuestros corazones mutilados
Amor mío, cómete la nieve enrojecida

La medula ausente de tus brazos en manada
Cristalizada mi blanca espera deslizándose
Por tu espalda pecosa imaginada
Amor mío, Bésame con tu boca derritiéndose


viernes, 6 de abril de 2012

La Sucia Noche de Viernes

El cielo roto… Como el espejo sangriento que usé como retrovisor. Un espejo que puse siempre en frente mío y que devolvía como una película oscura y veloz mis pasos, las miradas profundas, certeras, como los dedos de un pianista eterno que se queda tocando esa melodía vertiginosa, en medio de la lluvia en la carrera séptima, bajo un foco desamparado, ausente, que vio las manos enlazadas, los besos presurosos y las palabras que nuca alcance a escribir y que me dejaron para siempre huérfano bajo un blues que volvió mi cuerpo sangre transparente en un cause oculto que siempre me llevo a ti en ese remolino inesperado de los días.

Las calles se secan sin importar la tempestad, los carros se van volviendo elementos vacíos de decoración, y mis brazos se van moviendo de nuevo libres por el aliento de los vagabundos, del vodka  y del embriagador aroma de los transeúntes que poco a poco resucitan como fantasmas inventados… y el espejo se rompe en medio de una luna de plata grande que se encuentra plantada entre los cerros.

La lluvia no se detiene, y va ahuyentando las putas de las esquinas, los perros buscan puentes y marquesinas. Mis recuerdos van desapareciendo, como una mala tarea echa a lápiz que fuiste borrando con una goma hasta dejarnos para siempre el silencio y el beneficio de la duda.

Entre tanta mierda, dime, donde estabas tú?

miércoles, 1 de febrero de 2012

Fotografías Polaroid

Hay un mar en el cual no me sumerjo… Las playas fluorescentes de conchas enterradas en la arena. Cuando camino por la playa volteo a ver atrás y van quedando por pocos segundos las huellas de mi pasado que se las van llevando las olas con lengüetazos, imposibles. (Coma intencional)

La felicidad es una copa con un preparado embriagador bajo una palmera y los anteojos de colores mientras al frente las gaviotas van de un lado para el otro, con la facilidad de la vida primaria. (Punto Aparte)

La ciudad de nuevo, la reducida autopista, la carrera 7ma habitual, los pasos que desando a diario, como recogiendo un pasado que ya no se recuerda. El humo azul en la tarde cuando va sonando a toda marcha una tormenta de imágenes multicolores… You know that I’m no good. (NO HAY TRADUCCIÓN)

Quiero gritarte que la mañana huele a tu pelo revuelto con cianuro… Acecino el viento como tu mirada cristalina y loca. Me tocas el hombro y me dices: Hey! Quiero morderte, quiero tu sangre roja por mi boca, perder el control y encontrarnos a la tarde vivos. Yo te digo que quites los espejos, que a quien veo difiere con lo que quiero. Nos comemos dos huevos duros y tomamos agua fría… Fría tu lengua que se vuelve golondrina.

Queremos estar mal en la autopista, tirar un poco de café negro a los transeúntes, besarnos al bordo del camino a medio vestir mientras mi sonrisa amplia se va volviendo panorama, y nos convertimos en una fotografía antigua polaroid.

miércoles, 11 de enero de 2012

lunes, 9 de enero de 2012

Ay Chavela!!!




Se abre la cantina. Las puertas laterales de madera son abanicadas por mi paso como si fuesen hojas llevadas por el viento.  Ay de mi llorona!!!

En el fondo está, en una mesa de madera sin pulir, bañada por una tenue luz amarillenta, que sucumbe al ritmo del guitarreo de una ranchera honda, que se ahoga por los años en la garganta de los amantes. Nos dejamos hace tiempo, pero se llegó el momento de perder.

Yo tan embriagado como siempre de tus besos, tus ojos  y esa imagen toda tuya, de cianuro que me va volviendo las venas ríos de frías aguas que salen de tus manos reposadas en mis piernas. 

Los tequilas van pasando, la sal de mis lagrimas coladas por el rumor de mango y caña nueva con que me llenaste al son, caliente de aquel danzón, danzón que nunca nos animamos a bailar… Sería el temor de encontrarnos al fin juntos en nuestro propio malecón de soles y sabanas dibujadas en mi cuarto de un quinto piso agotador. 

Ay Chavela Vargas, te encuentro entre las sombras de lo que alguna vez fui, para llorar encima de tus piernas caminantes, en una noche de lunes, en que de mí se va todo y queda para mi desespero y desangre, tu voz de dolor que se vuelve polvo, pasado, desquicio y arrebato eterno, de este pobre corazón. 


sábado, 31 de diciembre de 2011

2011-12-31



Otro año… Cada vez la idea de tiempo se acelera, se van colando las historias de esta vida que es como una pantera…. Siempre cuando termina un año me gusta ver hacia atrás para descubrir con asombro o con horror todo lo que paso, y los golpes de lo que siempre se quiso  y nunca fue.  

Pero hoy con fuerza me obligo a ver al frente… Un futuro, una ciudad diseminada… No sé si vendrán cosas mejores, o si como los mayas,  tenemos la desdicha de historias circulares que se repiten como las vueltas de los segunderos del reloj.

Ahora en las mañanas me estoy levantando a hacer sanduchitos, compré una licuadora nueva y hago un preparado de vainilla lo más de rico… Los Kellog’s han salido del menú por meses (debo comprar). Me gusta el olor de la mañana, salir caminando por la 5ta sin pensar… Mi cabeza es de nuevo una hoja en blanco, como separación de un capitulo, y ya me siento con fuerza de rayarla toda de manera voraz.

NOTA: Para el 2012 cambiaré el diseño del Blog,  vamos a ver que tal queda. 




martes, 6 de diciembre de 2011

Llegar a ti

La relación con el agua no es intencional... Es una fuerza que me lleva más allá del control... Como el amor.... un fuerza extraña que logra hacerlo todo... Atravesar las cordilleras... emprender la aventura de vivir acompañado... El Tequendama, tan mío como siempre... quiero llegar a ti.... Saltar de vista a ti como los amantes... (El fin de semana iré a verte, una vez más)

lunes, 5 de diciembre de 2011

No hay mas miedo…



Desande un camino por el que transité tantas veces. Un bosque espeso, de tibias hojas que se precipitaban en ramos… Algunas de ese tono amarillento, otras aun con un tímido verde como marcando las esperanzas al filo de la muerte. Sobre las rocas adormecidas hormigas calientes, y esa luz al final, como si el caminar fuera un nadar entre el viento de olores, la madera seca, a fresas con crema, a vodka con naranja.

Eso era cosa seria… eran lengüetazos presuroso en un baño de paredes verdes, paredes que gritaban silencios, manos ensopadas en whisky entre mi entrepierna húmeda tus manos arenosas, la profundidad de tus ojos de alce en manada… La adrenalina, tu nombre susurrado por jeringas en mis venas, bombeadas en mi cuerpo lleno de letras y de polvo…

El bosque bordeado por cercas peligrosas, panteras que asecharon agazapadas en ordinarias manos agarradas. Un borde lento de colmillos rodeados de cintas rojas de cianuro…. El LIMITE… Un temor… tu mano lejos de la mía… el abismo… LA LIBERTAD.

Las luces rojas pasando a laser verde que se meten por tus contundentes ojos negros… tu pelo revuelto por mis manos como garras de águila en un rio claro de tu lengua serpenteante. Tu sombra golpeando con fuerza la columna erguida como cómplice de nuevas ropas rasgadas sin pensar… Eres droga que se entra por los ojos, como certeras bocanadas de humo azul apaciguado… Mi mano a la tuya en nudos de carnes y de huesos, me alejas con veloz angustia a un orgasmo temprano, con un cómplice sol que entra por mi cortina mal colgada y cotidiana… Afuera la ciudad… Afuera la ciudad suicida de recuerdos en cisternas.

lunes, 28 de noviembre de 2011


Ay! Si el tenerte es el perderte… Yo me levanto ahora por las mañanas con mucha dificultad. Como si tuviese pegante en los parpados… Y los abro para darme cuenta que no te tengo aquí a mi lado como lo prometimos. 



jueves, 24 de noviembre de 2011

De Frida a Diego

Diego:
Nada comparable a tus manos ni nada igual al oro-verde de tus ojos.
Mi cuerpo se llena de ti por días y días.
Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la tierra.
El hueco de tus axilas es mi refugio.
Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos



lunes, 21 de noviembre de 2011

Diego al fin le escribe a Frida



"EL 13 DE JULIO DE 1954 FUE EL DIA MAS TRAGICO DE MI VIDA. PERDI A MI QUERIDA FRIDA, PARA SIEMPRE... DEMASIADO TARDE ME DI CUENTA DE QUE LA PARTE MÁS MARAVILLOSA DE MI VIDA HABIA SIDO EL AMOR QUE SENTIA POR FRIDA " Diego Rivera

miércoles, 10 de agosto de 2011

Kellogg's a la mañana


Un escrito de hace un tiempo...



Me encanta enrollarme en mis cobijas. Me encantan los kellogg’s a la mañana, reírme de todo lo que pasa.  Escribir poesía cuando encuentro la inspiración. El olor del oleo, que me abracen a la madrugada, y ver dormir a la persona que amo.

 Sino me abrazas te sacudo, sino  duermes te arrullo, si tienes hambre te doy kellogg’s, y si te produzco miedo te beso, y te repito que soy yo, y que eres tú, y que no  importan los demás… que soy tu chico, y que si soy un poco raro no es de aposta, que soy así, y quizá por eso mi viste entre la multitud… quizás por eso me besaste, quizás por eso me abrazas y dices mi nombre mientras duermes… quizás por eso pese a los meses y los años nos vemos y nos dan nervios… quizás por eso pese a todo, jamás nos hemos gritado, y nunca lo haremos…

Somos raros, y nadie entiende… nadie lo entiende, y a nosotros no nos importa porque nos entendemos a la mañana cuando nos despertamos con un beso, y ponemos películas de muñequitos, mientras lucho porque nuestros sueños no se mueran en el pavimento… 

jueves, 4 de agosto de 2011

De Andrés a Amy, de los 25 a los 27


Uno debe tener un límite de días hasta donde se puede volver atrás y empezar a comerse los días perdidos, para terminar con una deuda de mil y de allí en adelante vivirlos completos.
                                                                                                                                                Andrés Caicedo


Yo recuerdo, o creo recordar, que en años de adolescencia me hablaban de Que viva la música!, que nombre de telenovela de 8 pm, pensaba yo… Así pasaron unos años en que el destino, dirigido por dioses de ecuaciones y de humos azulados de cigarro, no permitieron que me topara con él, con Andrés, llevándome con asombro a una fría tarde en que en manos del teatro Matacandelas que Andrés llegara a mí, contundente, vivo, en un teatro libre de Chapinero a reventar.


Y pues ese mismo día, Angelitos Empantanados, fueron empantanándome la cabeza… que curioso, Angelita, mi Angelita me presentó a Andresito viendo Angelitos empantanados, y es que tengo los años suficientes para alejarme de la idea de que todo es una mera coincidencia… Un misticismo, fe llaman algunos, me arrojan en una piscina donde todo tiene una historia de eslabón, que se va juntando con el otro, y la otra y así hacernos uno solo.

Andrés, del que dicen que fue consumido por su propia angustia, viviendo en un mundo que le quedó pequeño, con sus lecturas continuas y su amor por el cine, las drogas, el licor y el amor a su juventud.  




Con Amy Winehouse el encuentro fue menos fácil, me la sugirieron y si bien quede impactado un brecha me separo rápidamente de ella, al creerla parte de ese renovado grupo de artistas que se hacen los “desequilibrados” para capturar adeptos, pero que todo es una fría mascara,  y estos quedan arrojados con más fuerza al mundo de lo corriente.

Pasaría más de un año, cuando al fin pude ver que era real, que su dolor interno lo hacia música, como algo tan malo puede ser tan bello? Sus movimientos descoordinados en vivo, su pelo revuelto de angustias, de cocaína, de susurros melancólicos de amores interrumpidos. 

Amy y Andrés, los incomprendidos, los atacados, los enamorados… Ahora sé que la originalidad está prohibida, que hay que hacer las cosas según un patrón y entre más establecido mejor, sentenciaba Caicedo, como si tuviesen camisas de fuerza de frías cadenas de hierro y encima una sociedad putrefactas que encierran lo que no pretende seguir el molde.

El 23 de Julio me desperté en mi tierra natal, hacía un sol que me llenó de energía como siempre… Desayunamos montones en familia reunidos, luego, horas después fuimos al cementerio, visitamos la tumba de mis abuelos, lloramos un poco, no pudimos evitarlo… Regresamos a casa, era medio día, reíamos, soñábamos con mundos mejores, con la esperanza de un mundo que no existe… Busque las noticias en internet y encontré para mi horror en la primera línea.. Amy Winehouse fue encontrada muerta en su piso en Londres… y entonces, en medio del desaire, de la frustración, pensé en Andrés Caicedo y puse Rehab mientras echaba un vistazo a Calicalaboso y el día se me fue muriendo, en las manos,  sin poder hacer nada para remediar en algo, el destino de los dioses musicales.

martes, 5 de julio de 2011

Retazos Vacacionales


Para Junio y Julio llega la tensa calma, y van quedando desolados los salones, con polvo amarillento; como si viniera del pasado esas diminutas partículas de oro de nuestros antiguos indígenas, echados a nadar en lagunas verdes de la sabana con la única esperanza de alivianar dragones en el fondo y princesas doloridas por errores productos de trampas y encerronas.

La calle 45 llegando a la carrera 30 está atascada, los carros están andando  a paso lento, son tortugas multicolores con sus cascos tostados por el sol. Las llantas se pegan más al pavimento, el cielo azul, los arboles de la Universidad Nacional se abanican, y por las ventanas del taxi entra un olor a eucalipto, con gusto a menta, pero quizá todo esto es imaginado e irreal. Como producto de una ensordecedora borrachera de cardúmenes de aves por el aire.

La calle por la que camino es profunda, desemboca en un muro duro, los pasos ligeros pero certeros, y en la mente un pensamiento fijo ¿Fue real? El cielo se va llenando de nubes grises, como si los dioses también vacacionaran y fumaran tabacos bajo las copas de frondosos árboles. ¿Acaso por eso es que en las vacaciones queda una pausa, pequeña, ínfima, en que nos preguntamos  por nosotros mismos?



viernes, 17 de junio de 2011

La Felicidad

Había  una vez?…. Nunca hubo nada.

Las noches Bogotanas no están cambiando… Es la piel cubierta de lanas y algodón… Las personas siguen pensando que todo es lo mismo, que nada cambia, se han estancando los días como cuando el inodoro se atascara en nada mas que mierda. Mierda en un miércoles lento, lánguido, no pausado, sino entrecortado, hasta el punto de abismo… El hueco… lo hondo…

Hoy estuve viendo fotos que no veía, bueno que no había visto nunca… Y me he querido echar a llorar, porque son muy bonitas, una pareja en la playa, una pareja que nunca he visto en combo, siempre separados… Y qué si se toman de la mano?  

En la ciudad todo huele a desolación, pero se ve la calle atestada de gente toda igual, como fotocopias, que entran y salen de arrumes de cajas de fósforos… Y la felicidad, ese instante que saluda y ya se ha ido.
 
Ya no me despierto más a la madrugada… Yo me despertaba y entonces corría un poco la ventana… Nuevamente los cerros… Nuevamente tu ausencia… y el frio… Pero ya no me despierto más a la madrugada.

La felicidad…. Es instante… La felicidad es: Los trenes, ella corriendo tras uno de ellos,  la carrera 4A, tu miedo, mi miedo, El Último Trago, las corbatas, las lagartijas, los cristales, los Kellog’s, la loca de mierda… No… eso no era la felicidad, era una felicidad…


Y estoy aquí en viernes tratando apenas de salir airoso en el reto aquel de demostrar que no todos los escritos son tristes, sino que existen otros en que recreamos la palabra FELICIDAD, sin que por ello no sea un poco dispersa  y lejana… La idea… el pulso… y las manos separadas.



De la misma creadora de Silba......


viernes, 22 de abril de 2011

Un olor a tierra negra...

Nota: Mi escrito no puede existir si la canción no existe... Que no he sido yo, sino una canción y un olor. Se puede leer y después escuchar la canción o las dos al tiempo. 



Las mañanas eran con un olor a tierra, esa tierra húmeda, con un rocio espectral en la madrugada hasta bien avanzada la mañana, cuando salía el sol, como viendo la tierra entrecejo y cejo. Siempre he querido poder escribir el olor, para que al pasar los ojos por las letras un frio recorra la nariz y la garganta.

Me levantaba y encontraba un prado verde, arboles que se iban cerrando ocultando un bosque tímido y vivo.  Un cielo azul, y un frio que iba mojando por entero mis piernas, mientras los dedos de los pies se llenaban de tierra negra y pequeños trozos de pasto seco. Mi destino un árbol chico, de grandes naranjas secas, verdes, amarillas, pero siempre paludas como sentenciaba mi mamá viendo desde lo alto, en una ventana con cortinas de lado y lado, de materas rojas (o algo así recuerdo): Pablo, esas naranjas están paludas. Yo agarraba una o dos, dependiendo de la altura y el color, y corría entre mis perros y los cachivaches descompuestos de mi papá, subía a toda por las escaleras hasta la cocina, donde mi mamá aun en pijama se desperezaba entre el café y su mirada perdida en los arboles… años tenían que pasar que entender al fin la complicidad entre sus ojos, las hojas y el silencio.

Mi mamá cortaba mis naranjas, y efectivamente estaban secas, las miraba y me decía, ¡Uich no! ¿Cómo te comes eso?. Yo las agarraba y me iba comiéndomelas al tiempo que me sentaba en las poltronas de la sala que eran (¿Son?) de una tela de hilos beige, café y negro.  Debajo de los cojines se metía el control de metal gris que yo mordí hasta borrar las letras y números, pero eso no importaba, porque me los sabía de memoria.  Y así, me iba comiendo mi naranja, hasta acabarla por completo,  porque a mi siempre me gustaron así secas. Con el tiempo he vuelto a eso, a que no importe que le guste a los demás, sino que me haga feliz a mí.

Al rato mi hermana y mi papá me llevaban de la mano por la calle hasta donde mi abuelo. Habían unas flores pequeñitas rosadas que colgaban de las cercas y que mi hermana a veces descolgaba, se ponían a  jugar a las reinas, y a mi me ponían de público a aplaudir a la que fuera más bonita. Siempre ganó mi hermana, lo que las amigas no supieron es que ganaba no por ser mi hermana, sino por ser ella, siempre fue la más bella. 

La casa de mi abuelo tiene un patio ancho, en esa época hacia un lado estaba un guayabo que lo cubría todo. Al llegar ya se respiraba la fruta madura y King, un mico que no sé porque vivía allí. El nos recibía siempre todo feliz, porque le traíamos colombinas o grillos. Los grillos yo no los agarraba, era mi papá el que los cogía y se los daba… Mi abuela siempre salía al paso de la cocina, su habitual  sonrisa. Me besaba las manos, la frente, las mejillas, me agarraba de la mano y tarde entendí que esa era la felicidad.

Desde lo alto, por una baranda que da al patio mi abuelo salía a paso lento y firme, con sus lentes grandes bifocales y un pelo plateado y liso, y aun desde arriba me gritaba, MUÑECO.  Empezaba la labor diaria de bajar por la escalera, con unos barandales que desde que tengo memoria se mecían de lado a lado; no sé si aun se mueven, no he querido volver; y al llegar abajo nosotros nos arrojábamos a sus brazos, mientras el buscaba su silla señorial, de un metal pesado y parco, con un color pelado de verde claro.  

Mi abuela ya tenia listo el tinto, que servía caliente  en unos pocillos con la figura de Juan Valdez y en letras del mismo tono “Café de Colombia”. Mi hermana se sentaba en un escalón que se formaba entre el patio y el pasadizo al baño y tomaba su café con limón. Yo no recuerdo donde me sentaba, a veces en el canto de mi abuelo, pero cuando no era recostado en él supongo que en cualquier silla o banco propios del campo.

Miércoles 20 de abril de 2011, me desperté de golpe a las 6:00 am de la mañana, un sueño estrepitoso, un frio paralizante, y aun entre sueños sentí ese olor a tierra húmeda, cuando se me despejó la vista, encontré para mi horror y mi desdicha que estaba en un apartamento en lo alto de un edificio en la ciudad Bogotá, muy lejos de todos,  con la cocina vacía, y que al salir no encontraría las cercas ni las flores rosas, y que mi abuelo Pablo y mi abuela Emilia nunca más podrán tocarme o besarme… Y el quedar huérfano para siempre de su voz gruesa diciéndome muñeco.


miércoles, 13 de abril de 2011

Llovió



Llueve lento sobre mi espalda…
Llueve sobre mi pelo pelón…
Llueve en Bogotá por un cielo sangriento…
Llueve en mi corazón acorazado…
Llueve en mi idea de escritor fracasado…
Llueve sobre tu cama de rojos claveles…
Llueve sobre los ojos…
Llueve unas letras salpicadas de recuerdo…

lunes, 11 de abril de 2011

Carta desde la ventana

Te escribo esta carta, viendo desde mi cama el cerro verde, todo tupido. En las madrugadas cuando me despierto y entre abro la cortina las luces de las lámparas de la Cr 4ª no me dejan ver las montañas, y es mayor mi desdicha de encontrarme despierto a esa hora sin poder verlas, porque eso es lo que me pone un poquito feliz y esperanzado.

Yo creo que me será muy difícil si tengo que mudarme a una casa donde no pueda ver montañas, porque son como mi escape en la ciudad… Se escucha como un ruido de sirena que se está abriendo paso por la Cr 7ª, ira de sur a norte porque está ya el contraflujo… Cuantas cartas se abran enviado hace muchos años y no llegaron finalmente al destinatario? Si bien porque se perdieron en un barco, en una mula, o porque nunca se dio el paso firme del remitente hacia la empresa de mensajería, al esclavo, al corral del ave mensajera o hasta la computadora.

Tal vez leas mi carta… Le he agarrado pereza a los boleros, esos son taladros, ya no pongo nada de eso… Hoy mientras hacia mercado por los parlantes pusieron en la voz de Sole Gimenez esta tarde vi llover… Yo no sé si me extrañas o me engañas, solo sé que vi llover, vi gente correr y no estabas tú, juro que si hubiese estado lloviendo en ese momento te hubiese escrito eso en un msj, pero hoy ha hecho sol…

Aun me esta costando levantarme los domingos a hacer el desayuno, ya cuando ando al límite de tiempo para salir a correr a la ciclovía hago lo de siempre, unos Kellog’s con leche, pero le he agregado al menú un sanduchito, resulta que ahora si hago mercado, y camino entre las filas de cosas del supermercado y me siento entre anciano y evolucionado, esas cosas raras que me dan a mi por pensar.

Tal vez leas la carta y sientas que no te la estoy enviando, porque quizás no esperas que la envíe a ti, pero eso es un problema que está solo suscrito a ti, a tu decisión, por mucho tiempo no has querido ver las cosas y te das la espalda, y esta es otra oportunidad que tienes para hacerlo.

He olvidado un poco la vida que tenia al lado de Odín, son ya 6 meses. Desde ese entonces me ha dejado devastado el corazón con su ausencia, pero uno se va acostumbrando y va olvidando, y así nos pasa con el tiempo con absolutamente todo lo que alguna vez quisimos y ya no está…