martes, 30 de noviembre de 2010

Vuelve Mercedes fuerte a volar... Deja la vida volar 5/5




“Bogotá está en un estallido de lluvia sin igual… Ya no sabemos si salimos a caminar o a nadar…  Arribita se ve el altillo en madera, y me imagino que ando en una casa de campo. Cebe un matecito (semanas que no tomaba), y en el fondo siempre compañera la voz de Mercedes y su póstumo disco, Deja la vida volar”…

Deja la vida volar llega como regalo de un lugar desconocido y lleno de nubarrones.  La última gira de la Negra por Europa y Argentina (también pasó por Colombia) quedó  plasmada en 17 canciones, todas variadas, que se pasea por cosas que grabó  muchos años atrás en estudio, en los 70`s, pero dando paso también a canciones de compositores contemporáneos. 

Y es que este disco suena melancólico y desgarrado, con las versiones de Piedra y camino y Guitarra dímelo tú, de Yupanqui, es como si se nos rompieran las venas y fuésemos un sólo charco de sangres en invierno.   Trae una versión compacta de Aquellas pequeñas cosas que ya estaba en lista para ser incluido en Cantora 1 al lado del gran Serrat. 

También está en el disco versiones de canciones que la hicieron popular en Latinoamérica y Europa, Como la cigarra, Alfonsina y el mar, y Gracias a la vida. Luego se encuentran tangos con un bandoneón protagónico y orquestación sencilla pero su voz contundente en Vuelvo al sur y Los mareados, que ya pareciera que está ahí no mas, casi al alcance su mano…




Las versiones de Zamba para Olvidarte y la gloriosa y extasiada Me haces bien de Jorge Drexler.  Abrazos y besos que cobijan, de amores difíciles, pasiones, pieles, dolores, que ella misma sentencia diciendo: “Cuando uno está enamorado todo le hace bien realmente y cuando lo dejan todo le hace mal por supuesto, esa es la vida.” 

Como un respiro fresco y final viene La Celedonia Batista y una breve despedida con María María, es como si tratara uno de recobrar el aire, luego de haber estado en lo más profundo de sí mismo. Y así se queda uno, como viéndola en la carátula del disco, sin su rostro,  se ha dado la vuelta, pero que sin embargo vuelve hecha voz, hecha canción, más viva que las plantas y que el mar, más presente que el sol en el día, así las nubes lo traten de llevar lejos, como a ella la muerte arrebatar  de nuestro dolido corazón.



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