jueves, 25 de marzo de 2010

Buika… Buika




Buika apareció de pronto a un ladito del escenario, la espesa bruma del humo y la oscuridad solo permitió ver su esplendorosa sonrisa y entró con cámara en mano a aplaudir y a capturar en el tiempo a su pianista. Tan sólo Buika tiene esa capacidad de traspasar no sólo la grande o corta distancia, sino en mí logró también revolver el tiempo, un pasado muerto, un presente incomodo y un futuro repleto de esplendor. La voz de Buika parece salida de la tierra, como un sol negro que se enterró de pronto y hecho raíces, pero que en una noche de Marzo bogotana nos alumbró con esa luz de su sonrisa y esa sincera alegría contagiosa. Eso si fue una Buika breve, como el instante en que uno va en un carro a toda velocidad y ve de pronto a una persona en la calle que lleva por años queriendo ver, pero que el acelere de las llantas por la autopista no dejan si quiera que uno grite un profundo y sentido TE QUIERO. Todos fuimos por una noche Buikas.

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