miércoles, 25 de agosto de 2010

VIOLENCIA



Que milagro las miradas…. Que ventura formidable los besos… Que estallido los abrazos… Tu cuerpo caliente en las praderas de hilo, de algodón, sabanas cómplices de brazos traspasando cerebros, nervios y miedos impetuosos. La pluma en el tintero ya no está, pero son teclas suaves en una noche donde afuera llueve… Las luces dibujadas, espatuladas en el pavimento…

Los mismos cuerpos que bailan de a par en tablas, un ballet inventado pero real de amor instantáneo, grisáceo hacia afuera, pero escarchado de color intimo y solemne… Los mismos cuerpos que arrojan trozos negros de plásticos por las tablas de los teatros… Los mismos cuerpos que amanecen abrazados mientras afuera va saliendo el sol… Esos son los mismos cuerpos que van ciñendo al pecho dagas acecinas... Los mismos que van matando de a veinte, de a cientos, con armas oscuras de fuegos humillados y mal logrados   por los hombres…

Es la violencia, que va haciendo correr la sangre de a litros, las carnes de a toneladas apiladas en zanjas campesinas… Es la violencia que va acuchillando al amor…

Como prefiero los cuerpos tendidos en las camas de placer, las sangres internas rápidamente movilizadas por los roces de pieles bicolores… La estampa de los pechos relucientes con los fuegos de velas únicas, prendidas por azar… Como prefiero… Como prefiero… Como preferiría nuestros cuerpos vivos bajo la lluvia… Como preferiría menos violencia y más amor.


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