domingo, 3 de octubre de 2010

Beso

Bogota la ciudad errante, lirios incrustados en una blanquecina noche solitaria, lobos aullando en medio de la tempestad. Como un beso claro, lento de chispas etéreas, luces por doquier, cantos, gritos, desesperos, tu vida lejana en tarde primaveral de antiguas casas acecinadas por las miradas insensatas de los pasajeros livianos y tenues, como oleos apaciguados por el tiempo.

Grisel, dulces besos de encuentros aturdidos por lánguidos espejos de un mar que no contiene nada, sólo muertos peces flotando en aguas faltantes de sangres espesas en un río de ausencias, culpas, de daños eternos en los claros pasos de un día venidero.

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